Ansiedad y depresión podrían desencadenar cuadros de alergia, según un estudio realizado. La alergia es una enfermedad compleja, en la que confluyen diversas causas y que, por lo tanto, cuando los pacientes consultan, se deben tener en cuenta los factores emocionales, además de los ambientales y de las infecciones.

Una perspectiva que considera válida es la de la psicoinmunoendocrinología, dado que tiene un enfoque integral, poniendo en relación los cuatros sistemas que dan nombre a esa especialidad.

A diferencia de ensayos experimentales que han establecido la relación entre alergia, ansiedad y depresión una vez establecida la enfermedad, el estudio local se planteó si esos factores emocionales intervienen en el comienzo del cuadro alérgico, junto a las otras causas conocidas.

La investigación contempló el seguimiento durante 2010 y 2011 de 82 pacientes de ambos sexos que consultaron en el Centro de Enfermedades Alérgicas, Psicosomáticas y por Estrés. Los criterios de inclusión en la muestra fueron: no consumir psicofármacos ni estar en tratamiento psicológico.

El diagnóstico de mayor frecuencia fue rinosinusitis (42 por de los pacientes), siguiendo urticaria y dermatitis (30 y 28 por ciento, respectivamente). Se observaron también pacientes con asma (cuatro casos), conjuntivitis (un caso) y prurito (un caso), los que no fueron incluidos en el estudio de las asociaciones entre enfermedad alérgica y la ansiedad y la depresión, debido a sus escasas frecuencias.

Se realizaron los estudios de rigor para alergia y además los pacientes respondieron cuestionarios específicos de evaluación de ansiedad y depresión. Se encontró que el 95 por ciento padecía ansiedad, especialmente los que fueron diagnosticados con dermatitis y rinosinusitis.

La depresión por sí misma no fue relevante en la aparición de alergia, pero sí se halló en algún grado en quienes padecían ansiedad.

El estrés en la mira

Cada vez que la mirada sobre el ser humano fracasa al poner foco únicamente en sus problemas físicos, se abre la posibilidad de nuevas búsquedas desde una concepción integral del ser humano.

Respecto de las alergias, los estudios y las experiencias muestran la asociación entre el desencadenamiento de los síntomas y situaciones de crisis personales o familiares. Pero no podemos afirmar una relación causal entre ambos acontecimientos, ya que las investigaciones no son concluyentes. En todo caso, podemos hablar de multicausalidad.

Dado que las alergias se caracterizan por ser una reacción inmunológica excesiva ante un estímulo nocivo, desde el psicoanálisis pensamos que habría que investigar en cada sujeto el significado inconsciente que posee el alergeno -desencadenante de la reacción alérgica- para el paciente, lo cual aportaría en la comprensión de la enfermedad”, continúa la psicóloga.

Dávila apunta que el concepto de estrés es clave para entender los síntomas en relación a los factores emocionales. Llamamos ‘estímulo estresante’ al factor de presión ante el cual aparecerán mecanismos de enfrentamiento o defensivos, que podrán dirigirse al estímulo o a uno mismo. Todo ello dependerá de la magnitud del estímulo, de los recursos que poseamos para enfrentarlo y de la valoración subjetiva que realicemos de la situación. Aquello que llamamos estrés en la vida cotidiana, es un concepto complejo, que involucra todos estos aspectos.

La alergia tiene un componente genético que predispone a la respuesta inmunológica exacerbada. Sobre esa base actúan factores ambientales y señala que “se está observando que el estrés psicosocial se está revelando como un factor epigenético de gran importancia en la aparición y/o agravamiento de las enfermedades alérgicas. El estrés y la ansiedad acumulada son factores demostrados para que se produzcan otras enfermedades de hipersensibilidad como afecciones tiroideas, reumatológicas y autoinmunes en general.

Concepción integral. Contemplar el desencadenante emocional sumaría a la comprensión.

Copioli menciona que los médicos generalistas suelen llamar “alergia” a la aparición de ronchas en la piel, párpados, labios o genitales y aclara que eso no es alergia. Se llama urticaria con o sin angioedema, sus causas son múltiples y el mecanismo alérgico sólo está presente en algunos casos.

La urticaria –aclara– es una de las afecciones en las cuales el estrés, la ansiedad y los problemas emocionales adquieren una importancia superlativa y son, en algunos casos, constituye su única causa.

Si bien las alergias son enfermedades crónicas, si el factor estrés es el determinante principal, se puede, mediante un manejo adecuado, con o sin la intervención de un profesional especialista, psicólogo o psiquiatra, lograr la remisión absoluta del cuadro.

El enfoque para un buen pronóstico de vida, requiere el abordaje interdisciplinario: médico, psicólogo, psiquiatra, nutricionista, fisioterapeuta, etcétera, y también una combinación de estrategias como grupos terapéuticos, grupos psicoeducativos o de autoayuda, yoga, ejercicio físico programado, etcétera.

Es recomendable la psicoterapia individual, además de las estrategias mencionadas, para lograr cambios a largo plazo.

Implosión humana

Cuando el mecanismo de estrés se mantiene en guardia por tiempo prolongado o pasa a ser crónico, los problemas aparecerán de un momento a otro.

No obstante, hay ciertas estructuras psíquicas que son más vulnerables a los efectos del estrés. Liberman las denominó personas ‘sobreadaptadas’, que funcionan con un alto grado de exigencia frente al mundo externo. Siempre están enfrentando desafíos y sojuzgando su cuerpo, hasta que el cuerpo ‘implota’ con algún accidente somático.

El porqué de estas construcciones subjetivas responde a características individuales y de la historia de cada uno.

De hecho, desentrañar las causas implica un recorrido psicoterapéutico en el que cada persona que interviene revise su historia.